Al menos 153 muertos, entre ellos 19 niños, tras desplomarse un avión de Spanair durante la maniobra de despegue.
La catástrofe del vuelo JK 5022 fue precedida de un aviso de fallo técnico que retrasó el despegue. Hay 19 supervivientes.
Madrid- El vuelo de Spanair JK 5022, que se disponía a despegar a las 14:45 horas de ayer del aeropuerto de Barajas con destino a Las Palmas de Gran Canaria, sufrió una explosión en un motor nada más elevarse, tras lo que se precipitó sobre la pista. El aparato iba repleto de pasajeros y de queroseno altamente inflamable.
De acuerdo con varios testigos presenciales, el fuselaje se partió en tres al impactar contra el asfalto y se vio envuelto en llamas, lo que provocó una gran humareda visible desde varios kilómetros de distancia. El avión, con matrícula EC-HFP, llevaba 172 personas a bordo -162 pasajeros, dos de ellos bebés, y diez tripulantes-, según confirmó la aerolínea, con sede en Palma de Mallorca.
Nueve de los diez miembros de la tripulación, con base en Madrid y Barcelona, fallecieron a consecuencia del siniestro, a excepción de una de las auxiliares de vuelo, que sobrevivió a pesar de sus graves quemaduras, informaron fuentes internas de la compañía.
Supervivientes
De los integrantes del pasaje, sólo 27 sobrevivieron al choque, aunque resultaron heridos, muchos con graves quemaduras en gran parte del cuerpo. Varios de ellos murieron de camino al hospital, mientras 19, al cierre de esta edición, estaban ingresados en diversos hospitales. La cifra de muertos se elevaba a 153.
Los testigos aseguraron que el avión dio varios bandazos antes de elevarse para luego estrellarse contra el pavimento, «dejando un reguero de combustible ardiendo» a su paso que provocó un pequeño incendio en una zona de pastos situada en el límite norte del aeropuerto, lindando con la autovía de circunvalación M-50.
Numerosas dotaciones de Bomberos acudieron a extinguir las llamas, incluyendo al menos seis helicópteros, que pudieron controlar sobre las 15:30, si bien tuvieron que emplearse a fondo para sofocar el fuego que produjo el combustible que llenaba los depósitos del avión y que quedó finalmente extinguido a las 17:30. El viento y el calor reinantes dificultaron las tareas.
Los equipos de rescate, que acudieron en al menos 70 ambulancias que tuvieron que hacer cola en las vías de servicio del aeródromo, rescataron a algunos supervivientes que salieron despedidos de la nave y fueron a parar a un cauce cercano. Todos ellos sufren graves quemaduras y traumatismos, excepto dos, que están leves. Al menos uno de ellos falleció ahogado en el cauce, según el Samur. También hay dos desaparecidos a los que se busca desde esta mañana.
Escena dantesca
La escena con que se encontraron los servicios de Emergencias era terrorífica. Los restos del fuselaje quedaron irreconocibles. Según informa Carmen S. Macías desde la Terminal 4 de Barajas, el subdirector del Samur-Emergencias Madrid, Ervigio Corral, quien coordinó las labores de rescate, declaró que, cuando llegaron a la zona del siniestro, «el panorama era desolador». «Sólo se veía la cola, el resto estaba hecho añicos». Uno de los dos turborreactores del aparato acabó dentro de la cabina. «El avión iba lleno de niños, muchos están carbonizados, es horrible», lamentó. Según la lista oficial de pasajeros, 22 menores de 12 años iban a bordo. Sólo tres sobrevivían anoche.
Diversas fuentes aseguraron que el aparato sufrió un incidente antes del despegue que le obligó a regresar desde la pista de cola, previa a la de despegue, lo que provocó un retraso de al menos 105 minutos sobre la hora de salida, prevista para las 13:00 horas. Una vez «subsanado» el problema, al parecer un testigo de temperatura exterior sin aparente relación con el siniestro, el aparato volvió a la pista.
Explosión en el motor
Una vez iniciada la carrera de despegue en la pista 36R, el avión sufrió una repentina pérdida de potencia que le obligó a apurar la pista, a pesar de lo cual logró elevarse unos metros, tras lo cual se produjo una explosión en su motor izquierdo, de acuerdo con diversos testigos oculares. El aparato se precipitó a continuación contra el suelo.
Otras fuentes hablaron de una «pieza», posiblemente relacionada con la causa del siniestro, que cayó del avión y quedó en medio de la pista. El número de víctimas convierte este accidente en el peor de la historia aérea española en el último cuarto de siglo.
Spanair ha establecido una línea telefónica gratuita para facilitar información a familiares y amigos «que deseen conocer detalles sobre los pasajeros que pudieran haber estado a bordo del avión». El número es el 800 400 200. Además, la compañía anunció que está «formando en Palma de Mallorca un equipo especialmente entrenado, que se trasladará en avión hasta Madrid para ofrecer el apoyo y asistencia en el lugar del ??incidente??».
El vuelo era compartido bajo el código LH 255 con Lufthansa, que confirmó que al menos cuatro pasajeros alemanes viajaban a bordo del aparato siniestrado. Se trata de un McDonell Douglas MD-82 con 15 años de antigüedad. Procedía de la compañía Korean Air, con sede en Seúl, que lo estrenó en noviembre de 1993 y lo vendió a Spanair seis años después, en julio de 1999.
El modelo, que actualmente ya no se fabrica, fue diseñado en los años 70 y voló por primera vez en 1980. Tiene una altura de cola de algo más de nueve metros, una envergadura de alas de 33 y una longitud de 45, así como un peso máximo de despegue de 67,8 toneladas y un alcance de entre 2.400 y 4.300 kilómetros, según los datos aportados por Boeing, actual propietaria de MD.
El aparato se fabricó en la planta que McDonnell Douglas tiene en Long Beach (California). En 1999 cesó su producción definitivamente. El MD-82 tiene una capacidad típica de 172 pasajeros en clase única y de 152 en configuración de dos clases. Sus depósitos de combustible tienen una capacidad máxima de 22.100 litros.
Continuar leyendo
Ocultar articulo